Cada vez nos casamos más. En 2022, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se celebraron en España 179.000 matrimonios, un 20,5% más que en 2021, muy cerca de las cifras alcanzadas en 2010. En 2023, se registraron 172.430 matrimonios, y aunque supone una cifra levemente inferior a la del año anterior el número total no es nada desdeñable.
En cuanto al coste medio de una boda en España, como ya hemos venido contando en esta misma sección, se sitúa entre los 21.000 y los 22.000 euros, uno de los más elevados. Es más, algunas estadísticas elevan esa cifra a los cerca de 23.500 dólares e incluso Sheila Gómez, fundadora de Pamela Events, señalaba a Consumidor Global que el coste medio podría oscilar en la actualidad entre los 25.000 y los 30.000 euros como consecuencia del aumento del IPC. Y las previsiones van en esa misma línea, con subidas del 3% y del 5% para los próximos años.
Crecimiento y oportunidades
Así pues, todo parece indicar que el sector de las bodas vive ajeno, en muchos casos, a las especiales y complicadas circunstancias económicas, que inevitablemente determinan el consumo y el estilo de vida. Como aseguran los expertos, el nupcial suele ser un sector en plena transformación y con multitud de oportunidades, hecho motivado por las expectativas personales de los novios -que demandan experiencias diferentes y personalizadas-, como también por el crecimiento constante de un mercado proyectado por una elevada demanda desde los años del COVID.
No es de extrañar, dado ese contexto, que muchos autónomos y emprendedores decidan iniciar una aventura en el amplio y diverso sector nupcial. Aparentemente, una cierta garantía para el éxito y con muchas posibilidades. Aunque, eso sí, no es oro todo lo que reluce porque nos encontramos ante un mercado repleto de competidores, volátil y, por lo tanto, muy maduro, es decir, con mucho recorrido y un crecimiento lento, donde todo está muy asentado y en el que, aparentemente, resulta complicado innovar.
Pese a ese contexto negativo -achacable, por otro lado, a muchos otros sectores-, el de las bodas, sin duda, genera grandes oportunidades de negocio, que no dejan de aumentar y expandirse en un ámbito que se reinventa de manera frecuente y que, por lo tanto, requiere de nuevas propuestas y necesidades. Por ejemplo, el número medio de proveedores para una boda ha pasado de ser en lo últimos tiempos de unos siete a cerca de 15. Muy significativo.
Como en muchos otros ámbitos de negocio, la digitalización y las redes sociales han expandido los servicios y el número de profesionales necesarios. Circunstancia que, como decimos, se une a un tipo de cliente que no suele escatimar en gastos en una celebración así, única y para toda la vida.
¿Qué es y que significa emprender?
El Diccionario de la lengua española nos dice que se trata de “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”. Una definición que ya establece algunas ideas definitorias sobre lo que supone: moverse en un terreno lleno de obstáculos y en un contexto que no parece fácil. Iniciar un camino nada halagüeño y en el que abrirse paso requiere de dosis de perseverancia, suerte, sentido común y altos niveles de esfuerzo y compromiso. No hay éxito sin todo ello.
Así pues, emprender un negocio implica la iniciativa necesaria para para pensar una idea y llevarla a cabo. Detectar una necesidad y plantear el negocio oportuno para solucionarla.
Y, como ha quedado patente, el nupcial es un mercado amplio, con grandes posibilidades, en el que las necesidades aumentan conforme aumentan las expectativas del público y la cifra de negocio. Eso sí, no olvidemos que se trata de un camino lleno de incertidumbres y desafíos. Un camino que necesita de ingenio, creatividad, innovación, inconformismo, constancia y aprendizaje.
‘Wedding planner’
Ese camino ya lo han recorrido numerosas iniciativas y negocios en el sector de las bodas en los últimos años y, probablemente, donde más se hayan desarrollado ha sido en el ámbito de las llamadas wedding planner, aquellas propuestas que nos hacen la vida más fácil cuando de preparar una boda se trata. Una celebración de esas características requiere localizar, organizar y coordinar a un buen número de participantes y proveedores que no solo deben ser eficaces, sino que además deben dar respuesta a las necesidades de los novios, cada vez más exigentes, exclusivos y diferenciados.
Como decimos, muchos negocios se han puesto en marcha con ese objetivo, capaces de encontrar ese hueco de distinción entre tanta competencia y oferta. Weddings with love, LalaBlu, Bodas Colorín, La puta suegra… pero nosotros aquí, recogiendo un criterio temporal y práctico, propio de la innovación y el emprendimiento, haremos referencia fundamentalmente a aquellas propuestas nacidas en los últimos cinco años.
En ese terreno se mueve Utopía Wedding Planner, un proyecto que nace en 2021, con base en Madrid y Extremadura y que ha sabido volcar en su proceso creativo la parte más personal y humana de los novios. Emotive Eventos se pone en marcha en 2023 para dar su particular visión a la organización, integral o parcial, de bodas. Cristina Burgos, su fundadora, ha construido una marca desde la exigencia y la creatividad.
Otra solución en esta franja es la que propone Cristina Sobrino y El Plan Be, una propuesta que además de plantear acciones de wedding planner desarrolla propuestas en el ámbito de la Comunicación, las campañas de marca y el estilismo. Un negocio global, imaginativo y muy, muy personal.