Caballos, calesas, flamenco y un auténtico show ecuestre mientras tus invitados disfrutan del cocktail de boda. Un paisaje natural, salones con vistas a un coso y una decoración temática. ¿Que más se puede pedir a una finca de bodas? Hablamos con Rebeca, dueña de Finca Monteoliva situada en el pueblo madrileño de Brunete. Un ambiente rústico donde el arte y los caballos harán de tu boda una experiencia única.
¿Quiénes sois Finca Monteoliva ?
Finca Monteoliva es una finca joven y familiar. Surgió porque yo siempre celebraba mis cumpleaños aquí, mis amigas empezaron a celebrarlos también y decidimos abrirlo al público. Hemos ido creciendo de una forma muy progresiva, hemos pasado de cumpleaños y comuniones hasta llegar a donde estamos ahora, haciendo bodas.
¿Cuánto tiempo lleváis en el mundo de las bodas?
En el mundo de las bodas llevamos dos años pero en el mundo de los eventos ya llevamos siete. Tratamos de ir paso a paso pero haciendo bien las cosas. Preferimos dejar en manos de profesionales ciertos servicios como el disc jokey o las flores y centrarnos en lo que nosotros realmente sabemos. Tratamos de que cada proveedor elegido sea el mejor en lo suyo. Si quisiera abarcar yo todo tendríamos fallos y es precisamente lo que queremos evitar. Nos gusta el trabajo bien hecho.
¿A través de vosotros se pueden contratar servicios externos?
Tenemos proveedores que trabajan para nosotros y a su vez nosotros se los facilitamos a los novios, a no ser que los novios quieran una floristería o un disc jokey en concreto. Intentamos poner a disposición de los novios todos los servicios y facilitarles el trabajo. Tenemos solo dos puntos ineludibles: la finca y el catering. Pasaron por la finca varios servicios de catering hasta que llegamos a uno, Catering Beltran, llevan en el mundo de la restauración desde 1924 y se les notaba la excelencia, por eso decidimos trabajar en exclusiva con ellos.
¿Hay prueba de menú?
Totalmente gratuita y sin ningún tipo de compromiso. Hablamos de un menú tradicional pero hay veces que los novios prefieren un menú diferente, o más fusión, y Catering Beltran también lo hace. Tienen distribuidores de sushi, por ejemplo, para que los novios puedan personalizar su menú. Ellos tienen un menú estándar pero se amoldan a cualquier idea, no son menús cerrados. Además tienen opciones de todo tipo: para veganos, para celíacos, para niños…
¿Cuál es vuestro punto fuerte, qué os diferencia del resto de fincas de boda?
Lo que nos hace especiales es nuestro club hípico y nuestros espectáculos ecuestres. La novia puede hacer su entrada a caballo. También disponemos de una calesa con la que puede entrar a la ceremonia. Si la boda es por aquí, en Brunete, damos la opción de recoger a los novios en la iglesia y llevarles a la finca en calesa. Los invitados también pueden subir y hacerse fotos con ella, de hecho es más protagonista la calesa que el propio cocktail. Todo el punto fuerte de la finca gira entorno al mundo del caballo.
¿En qué consiste el espectáculo que ofrecéis?
El espectáculo ecuestre no es un servicio obligatorio; sin embargo, todo aquel que viene a la finca Monteoliva se va encantado con lo que ha visto. Todos los invitados nos comentan que la exhibición es lo que más les ha gustado de la boda. Normalmente, ellos no saben que van a ver esta demostración porque es una sorpresa de los novios. De repente se ven en medio de un coso viendo un espectáculo así y les cambian las caras, son dignas de ver.
El espectáculo es como los menús, tenemos el básico y podemos ir subiendo de nivel. El básico consta de tres jinetes, tres caballos, una bailaora y dura unos 25 minutos. Luego, a parte, puedes contratar música en directo en vez de enlatada, con su guitarrista, su cajón, su piano…Trabajamos con una compañía que proporciona todo. Hablamos de música instrumental estilo Luis Cobos o Manolo Carrasco que es elegante y apto para todos los públicos.
¿Novios e invitados pueden participar en el espectáculo?
Los invitados pueden bajar a hacerse fotos con los caballos y con el equipo. Hemos tenido hasta novias que sabían bailar sevillanas y flamenco y han querido dar la sorpresa al novio y a sus invitados bajando al coso a bailar con los caballos.
Nuestras bailaoras meses antes guían y ayudan a la novia a preparar el baile y que la sorpresa quede perfecta. Hacen los ensayos de baile con el caballo y con el jinete, ensayan la entrada y se les prepara la coreografía, de este modo no tienen que buscar una profesora fuera. Da igual que quieran salir a la grupa o bailar con el caballo, se les guía en todo lo que quieran hacer. Es un servicio extra que ofrecemos.
¿Tenéis servicio de guardería?
Es un servicio obligatorio que incluimos en el servicio. En el momento en que los niños llegan les están esperando unos monitores y se pasan todo el evento haciendo juegos con ellos. Pero no solo los juegos típicos como el fútbol, pruebas por la finca o gymkanas sino que también tienen un momento en el que sacamos los ponis e interaccionan con ellos. Los más pequeños pueden montarlos, peinarlos, acariciarlos… Se trata de que los padres disfruten del evento y, sobre todo, que estén tranquilos sabiendo que sus hijos están en un lugar seguro, sano y natural. Procuramos que no cojan ni el móvil ni la tablet, que disfruten de una finca entera para correr y jugar.
¿Podríamos decir que una boda aquí es una experiencia rústica?
No solo es una experiencia para los novios sino también para los invitados. Es lo que más nos diferencia del resto de fincas para bodas, el poder estar con los caballos, tenerlos tan cerca, visitar las caballerizas, poderte hacer fotos con ellos e incluso bailar. En cualquier finca de Madrid no hay caballos, hay muy pocas que ofrecen esta experiencia y este espectáculo.
¿Cuántos invitados admite la finca?
Unos 220 invitados entran dentro del estándar de bodas de Madrid. Aquí las bodas no son muy numerosas y si las hay son un porcentaje muy pequeño. También hemos hecho bodas de 10 personas, con todos los servicios contratados como si fuera una boda de 220, una boda pequeña pero muy exclusiva.
¿Con cuanto tiempo de antelación se tienen que poner en contacto los novios para empezar a organizar todo?
A un año vista es lo más normal. Es cierto que siempre vienen novios que han tenido algún contratiempo de última hora con fincas que les han dejado tirados o que no tienen licencia y tenemos que montar una boda en mes y medio. Claro que la montamos, nos ponemos todos como locos a montar esa boda y ayudar a esos novios que están tan disgustados.
Septiembre y Junio son los meses de más trabajo. Sin embargo, abril y octubre empiezan a ser también meses fuertes debido a las temperaturas que se alcanzan en Madrid. Los novios que no tienen hueco en septiembre se pasan a octubre. El tiempo lo marca la demanda, agosto es un mes flojo de bodas por lo que si te casas este mes no hay tanta urgencia para reservar ni necesitamos tanto tiempo para la preparación.
¿Cómo detectas la necesidad del cliente?
En una primera llamada ya vemos la urgencia de la boda. Hay novios que ya han visto 35 fincas y nosotros somos la número 36, hay otras novias que ya conocen la finca y quieren cerrar la boda en una llamada. Hay muchos perfiles de novios. No podemos olvidar que nuestra finca está muy customizada con el mundo del caballo y los novios suelen sentir un flechazo con ella. Las parejas a las que les gustan los caballos y todo este ambiente no tienen dudas.
La finca da muchos servicios y los novios pueden hacer una boda diferente al resto y a su gusto completamente. En una boda llegamos hasta a preparar unos “Juegos del calamar”, como en la serie, con diferentes pruebas, juegos de sillas, de sacos, con micrófonos, música… Los invitados estaban avisados de que trajeran ropa cómoda, claro (se ríe).
Hemos tenido hasta novias y madrinas vestidas de flamencas como en la feria de abril. Otros novios entregaron entradas de festival y montaron un escenario con barras perimetrales para pedir copas y un concierto en directo, los novios con converse bailando y disfrutando, ¡esa fue una boda muy divertida también!