Fotografía de portada por Lar Wedding Photo
Fotografía destacada por Luis Pizarro
Hay personas que nacen para crear magia, y Nerea es una de ellas. Detrás de cada boda que organiza con su firma Tul y Seda, hay sensibilidad, organización y mucha empatía. Con una formación poco común en este sector — la mediación familiar — y una vocación clara por la felicidad de las parejas, Nerea nos cuenta cómo transforma los nervios en calma y las ideas en celebraciones que reflejan al 100% la esencia de quienes se casan.
¿Cómo decides hacerte Wedding Planner? ¿Por qué?
Esta pregunta no me la han hecho muchas veces, pero me parece muy bonita. La verdad es que llegué al mundo de las bodas por pura fascinación. Siempre me ha encantado la magia de los eventos, ese momento de ilusión que rodea a una boda. Pero mi profesión anterior no tenía nada que ver: trabajaba con familias en proceso de ruptura, en mediación familiar.
En un momento dado, sentí que necesitaba un cambio radical. Quería enfocarme en momentos felices, y decidí dar el salto. Empecé a formarme, a trabajar con grandes profesionales, y me lancé. Hoy puedo decir que he encontrado mi pasión.

Para quienes no lo sepan, ¿qué hace exactamente una wedding planner?
Una wedding planner es como una hada madrina, pero con formación. Acompañamos a los novios desde el inicio hasta el gran día, ayudándoles a tomar decisiones, gestionando proveedores de confianza y asegurando que todo salga tal y como lo han soñado. Nos convertimos en una figura clave, que les entiende, que conoce sus fortalezas y debilidades, y que vela porque todo fluya y sea perfecto.
¿Por dónde empiezas a organizar una boda?
Lo primero es conocer a fondo a la pareja. Entender sus expectativas, su estilo, lo que desean y lo que no. A partir de ahí, marcamos prioridades, fijamos un presupuesto realista y empezamos a movernos con los proveedores clave: espacio, fotógrafo, vídeo… los que tienen más demanda y pueden condicionar el resto.
¿Cómo manejas a novios que tienen mil ideas pero no saben cómo organizarlas?
Con mucha escucha y empatía. A veces no saben ponerle nombre a lo que quieren, pero lo intuyen. Ahí entra mi labor: escucharlos, proponer, inspirarles con un moodboard o panel de ideas, y poco a poco ir estructurando todo. Así logramos que esas ideas cobren forma y tengan coherencia.

¿Es complicado lograr que una boda refleje al 100% la personalidad de la pareja?
No, para nada. Si hay conexión y tiempo para conocerlos bien, es muy posible. Todo parte de pequeños detalles, de incorporar elementos que hablen de ellos. El objetivo es que los invitados digan: esta boda huele a ellos, que se respire su esencia en cada rincón.
¿Cómo ayudas a parejas con un presupuesto limitado?
Ese es uno de nuestros grandes retos. Muchos novios no tienen ni idea de cuánto cuesta una boda. Por eso, en la primera reunión aterrizamos ideas y establecemos prioridades. ¿Qué es imprescindible y qué es prescindible para ellos? Luego, hacemos una repartición equilibrada del presupuesto para que puedan estar tranquilos y saber en qué invertir.
¿Trabajas solo con tus proveedores de confianza o también con los que proponen los novios?
Tengo un equipo de confianza porque me dan garantías. Pero soy totalmente flexible: si la pareja tiene otros proveedores o ideas distintas, los conozco, me informo y trabajamos en equipo. Lo importante es que sea su boda.
Viniendo de un entorno de mediación familiar, ¿cómo ayudas a gestionar tensiones entre novios o con sus familias?
Es algo muy común y poco hablado. Las familias quieren sentirse parte, y es normal. Yo siempre aconsejo a las parejas que escuchen a sus seres queridos, que les den voz, pero que no cedan en lo esencial. La decisión final debe ser de ellos. Solo te casas una vez, y ese día tiene que ser 100% tuyo.
¿Cómo gestionas los imprevistos del día de la boda?
Las bodas son como un directo: siempre hay imprevistos. Nos preparamos para ellos y llevamos todo lo necesario para solucionarlos sin que los novios se enteren. Desde un kit de costura hasta plan B para música o imprevistos de transporte. Nuestro trabajo es anticiparnos y resolver. Estamos ahí para quitarle preocupaciones a los novios y se encarguen únicamente de disfrutar su gran día.

¿ Que los novios se relajen y disfruten es una de las funciones clave de una Wedding Planner?
Sí, totalmente. Mi objetivo es que los novios se despreocupen y disfruten de su día como invitados. Que se dediquen a vivir el momento, sin pensar en la logística ni en si algo se tuerce porque para eso tienen una profesional alado. Esa tranquilidad es el mejor regalo que puedo darles.
¿Qué tendencias estás viendo en las bodas de 2025?
Claramente: sostenibilidad y bodas íntimas. Las parejas están apostando por celebraciones más conscientes, con menos invitados pero muy seleccionados. Quieren un impacto emocional, no tanto una boda de revista. Y también buscan cuidar el medioambiente, desde el catering hasta la decoración.
Para cerrar, ¿qué consejo darías a los futuros novios?
Confiad en vuestros profesionales. Delegad. El día pasa volando y lo más importante es que lo viváis sin estrés. Comed bien, dormid bien, y dejad que nosotros nos encarguemos del resto. El mejor recuerdo es una boda vivida con calma y felicidad.