Meses después de su aclamado desfile, la colección Ádamas de Díazar sigue brillando con fuerza. Hablamos con Jonathan Díaz, el diseñador que convirtió cada prenda en un auténtico diamante de alta costura.
Fue un desfile impresionante. ¿Cuál ha sido el mayor reto al crear esta nueva colección?
Cada colección significó un nuevo reto para nosotros. Adamas, que significa “diamante” en griego antiguo, nos obligó a trasladar al diseño las cualidades más emblemáticas de esta piedra preciosa: su dureza, su brillo, su exclusividad y su inaccesibilidad. Queríamos que quien vistiera nuestras prendas se sintiera exactamente así: valiosa, poderosa, única. Que esa mujer se sienta como un verdadero diamante. Fue un desafío transmitir todo eso con telas y patrones, pero lo afrontamos con ilusión y mucha entrega.
Durante el desfile vimos mucho tul, pedrería, cristales… ¿Qué dificultades implicó trabajar estos materiales?
Uno de los sellos de identidad de la firma es precisamente el uso de tules bordados con pedrería. Esto supone un gran reto técnico, ya que las máquinas no pueden coser sobre los cristales. Tuvimos que retirarlos manualmente con sumo cuidado, lo cual requería mucha paciencia y dedicación. También incorporamos organzas, que nos ayudaron a aportar volumen y estructura sin perder ligereza. Esta colección nos llevó a explorar piezas más estructuradas que en años anteriores, y creo que hemos logrado el equilibrio justo.

¿A qué tipo de mujer va destinada esta nueva colección de Diazar?
Aunque presentamos una colección de novia, fiesta y ceremonia, en realidad cada prenda es un punto de partida. En el taller trabajábamos de forma totalmente artesanal, confeccionando a medida para cada clienta. Escuchamos lo que quiere, cómo se imagina en ese día especial, y diseñamos su vestido directamente con ella.
Los diseños eran muy arriesgados. ¿Estaban pensados solo para novias o también para invitadas? Incluso vimos propuestas masculinas.
Correcto. La colección incluía un segmento claramente nupcial, pero también muchas piezas adaptables para invitadas o asistentes a eventos especiales. Incluso presentamos algunos diseños masculinos. Lo importante es entender qué papel quiere jugar la persona que viste la prenda. Algunas quieren brillar discretamente, otras ser el centro de todas las miradas. Nuestros diseños se adaptaban a cualquier estilo y a cualquier ocasión.

En el desfile te alejaste del tradicional blanco y apostaste por tonos azules, rosas y empolvados. ¿Crees que la moda nupcial está evolucionando y rompiendo moldes?
Sin duda. La moda nupcial llevaba tiempo evolucionando, y nosotros quisimos formar parte activa de ese cambio. Ya no todas las novias quieren blanco. Tuvimos una clienta que se casó en tonos plata y gris, algo impensables años atrás. Con Ádamas, propusimos opciones modernas, sofisticadas y atrevidas, que podían funcionar igual para una boda como para otro evento.
En el desfile vimos escotes palabra de honor y mangas con mucho volumen. ¿Es una tendencia del 2025?
Sí. Apostamos por estructuras que parecen flotar en el aire, envolviendo el cuerpo con ligereza y fuerza a la vez. Las combinamos con tejidos fluidos para crear movimiento. Además, nuestra silueta predilecta es la de reloj de arena: realzamos y alargamos el busto, afinábamos la cintura… Queremos ensalzar la belleza natural de cada mujer con nuestros diseños.

¿Cómo combinas innovación con funcionalidad, especialmente en vestidos de novia?
Lo importante de un vestido es que sea original y único, pero a la vez permita a la novia moverse libremente, disfrutar del evento y ser ella misma. Por ello, apostamos por los vestidos transformables. Muchas novias ya no quieren tres vestidos distintos para cada momento de la boda. Así que diseñamos piezas que pueden evolucionar: colas desmontables, espaldas que van cambiando… Así, una novia puede lucir imponente en la ceremonia y, después, cómoda y radiante en la fiesta. También diseñamos vestidos cortos para el final del evento, para darle un giro radical al look de la novia y pensados para bailar, disfrutar y seguir siendo el centro de atención. Llega un momento en el que hay que romper con el protocolo y desmelenarse.
Para cerrar, ¿qué consejo le das a una futura novia que llega por primera vez a tu atelier?
Siempre digo los mismo: que no se sienta disfrazada y que se sientan identificadas con su vestido. La novia tiene que pensar en cómo soñó verse el día de su boda. Nuestra labor es traducir esa imagen mental en una prenda real.
Nada nos satisface más que ver a una novia reconocerse frente al espejo, sabiendo que es ella misma en su mejor versión y con el vestido de sus sueños. ¡No hay nada más gratificante!
