Organizar una boda va mucho más allá de elegir un vestido bonito y un buen menú. Es un momento lleno de emociones, detalles y momentos únicos e inolvidables. En Essencias de Boda lo saben bien y consiguen hacer de este proceso todo un arte. Con una increíble trayectoria a sus espaldas, un equipo entregado y un enfoque especial enfocado en la esencia de cada pareja, han conseguido consolidarse en el mundo bridal.
Hemos tenido la gran oportunidad de hablar con el equipo y descubrir la historia detrás de Essencias de Boda, su filosofía, su proceso creativo y las tendencias que sin duda arrasarán este 2025 y no pueden faltar en tu gran día.
¿Cómo nació Essencias de Boda? Contadnos sobre vuestra historia y cómo habeís evolucionado como equipo y proyecto.
Essencias de Boda, para mi, tiene una historia intensa y apasionante, sin duda. Y es por eso que decidí embarcarme en el proyecto, en el año 2022, tras un parón de esos en los que te replanteas un poco todo y la vida te dice: «¿hacia dónde quieres ir realmente?». Y me metí con muchas ganas, algo de miedo también, ¿eh?, y un reto importante: remontar y lograr un mayor impacto en el mundo bridal de una marca que contaba con una extensa trayectoria.

Lo hago de la mano de Eva, mi sobrina. No pude tener mejor compañera en el arranque para este viaje que hoy me sigue emocionando como el primer día. Esto es un poco como todo. El día que deje de sentir con lo que hago… malo. Yo venía del mundo de la producción teatral y la organización y gestión de eventos, con más de 20 años de experiencia, y experiencias, en la mochila. Y 20 años dan para mucho.
Essencias de Boda renace con la motivación principal de hacer felices a parejas. Parece algo obvio y sencillo, ¿vedad?. O básico quizá, pero no lo es. Detrás de esa felicidad hay un largo camino lleno de trabajo, dedicación, y noches en vela para que todo salga y esté perfecto para ellos. También son muchas las horas que dedico a la auto-formación y a la búsqueda de ideas, novedades y tendencias. Persigo siempre ese punto diferenciador que lleve a una pareja a decantarse por Essencias y no por cualquier otra agencia compañera. Nuestros puntos fuertes son la coordinación minuciosa, el diseño y las ideas innovadoras, y la atención personalizada. Estamos muy orgullosas del trato y las relaciones que generamos. Prueba de ello es que la mayoría de las parejas que se dan el “sí, quiero” de nuestra mano se convierten en amigos. Lo que llamo “la vida después de la boda”.
Nuestro campamento base está en Mérida, Extremadura. Una tierra maravillosa que tiene de todo, y que es el escenario perfecto para bodas y eventos de todo tipo. Gozamos de unos espacios naturales de ensueño y desde aquí invito a todo el mundo a que nos conozca y disfrute. Respecto al equipo, el eje se vertebra en torno a 4 figuras. La mía, al cargo de la dirección del barco. La de Ángel, con un claro perfil técnico y una vista más que fina para medidas y espacios. La de Manu, decorador y generador de ideas sin fin, y la de Gema, de apoyo en cada boda.
Independientemente de esto, el equipo se amplía y modifica siempre que las necesidades de la boda así lo demanden. La clave está en que “estemos los que tenemos que estar”, entregados y dándolo todo. Y así, las cosas siempre salen bien. No me gustaría abandonar el tema “equipo” sin mencionar a los proveedores con los que solemos trabajar porque ellos también son equipo en mayúsculas. Somos muy afortunadas en este sentido. Son compañeros, y familia
muchas veces. Yo siempre digo que remar a favor es sinónimo de éxito. Por eso , en caso de que no sea la primera vez que trabajamos juntos, me gusta tratar con ellos bastante tiempo “antes de”. No llego a la boda diciendo “hola, soy la wedding…”. Eso, por experiencia, no funciona.
Ya que nos habéis contado un poco sobre vosotros y vuestro trabajo, ¿cómo definiríais vuestro estilo?
Con esencia. En esto de las bodas está casi todo inventado, vale. Y hay un bombardeo continuo, y relativamente peligroso, de inspiración. Las redes sociales son maravillosas y nos sirven como herramienta de trabajo pero, en mi opinión, el problema llega cuando invaden y saturan.
Por eso nos gusta definir nuestro estilo en base a esa palabra: esencia. La de cada pareja, la de cada miembro de la misma por separado, y la de cada boda.

Es importante que las personas se sientan y se reconozcan en su gran día. Sin caretas ni artificios. Así que una de las cosas que hacemos, y que defendemos con orgullo, cuando metemos en la batidora toda la info que recopilamos en las primeras tomas de contacto, es realizar un primer cribado para quedarnos con los ingredientes necesarios para esto: boda bonita + boda única + boda real.
Por lo demás, adoptamos sin problemas y con garantías el estilo que cada pareja nos demande. Tradicional, innovador, festivalero… Todo es posible pero siempre en base a eso. A la esencia. A encontrarse y sentirse a gusto. Es innegable que las bodas adoptan a veces un perfil de espectáculo pero por encima de todo, debemos tener claro que suponen uno de los días más importantes de la vida de mucha gente y que representan una celebración del amor. Eso no está mal recordarlo de vez en cuando. Cuando las luces se apaguen, la música deje de sonar y se recojan los puestos, eso es lo que debe quedar.
Nos gustaría saber más sobre vuestro método de trabajo ¿Cuál es vuestro proceso creativo para entender la visión de los novios? ¿Cómo plasmáis su visión a la hora de diseñarlo todo?
Bueno, quizá para responder a esta pregunta esté bien que os cuente un poco sobre nuestros pasos y procesos reales.
Cuando tenemos la primera toma de contacto, extraemos mucha información. Y no solo la que nos cuentan, ¿eh? A veces es casi más valiosa la otra, la que no se verbaliza pero sí se capta. Para ello estamos muy atentos a expresiones, a miradas, a lo que transmite la pareja, a cómo se hablan, a las anécdotas que cuentan, a cómo se dirigen a su familia y amigos, a cómo manejan el estrés…
En base a esto, y con un listado básico de cosas que aman y cosas que odian, en cuanto a temáticas, colores, y demás, arranca el proceso creativo.

En realidad podemos encontrarnos con 2 escenarios. Que los novios vengan con todo muy claro, o que no tengan ni idea de por dónde empezar y a veces ni de lo que les gusta. Aquí retomo el tema que hemos hablado antes de las redes sociales y el exceso de impactos que tenemos. A veces las parejas llegan a nosotros tan saturadas, que ni siquiera saben ya cuál es su color favorito. Por eso es importante, en mi opinión, y por eso defiendo firmemente el valor del diseño y la decoración. Yo no arreglo los grifos de mi casa porque no soy fontanera, ¿no? Pues eso. También hemos tenido casos en que hemos “desmontado” todo para mejorar el resultado, y puedo decir feliz que siempre hemos acertado.
Un concepto clave es el del mood board. Una herramienta súper visual que ilustra cada proyecto y que, siendo compartido, se modifica las veces necesarias hasta ser la carta de presentación perfecta de lo que nos encontraremos el día de la boda. El menú perfecto, que va mucho más allá de la paleta de colores. Y bueno, no podemos hablar de carta de presentación sin hablar de las invitaciones de boda. Lo primero de lo primero una vez tenemos el modo board aprobado. Este tema nos lo curramos mucho. Buscamos siempre diseños especiales y con mucha muchísima personalidad. Una invitación es mucho más que papel. Las formas, las texturas, incluso los aromas… Me parece un mundo apasionante.
Hemos estado viendo que para este 2025 se vienen tendencias muy interesantes, ¿cúal es vuestra favorita?
Bueno pues como bien dices, las tendencias se presentan muy interesantes, sí. A priori todas son nuestras favoritas, pero por hacer un top 5, te diría que nos gusta el tema mucho de los colores naturales (para mi siempre significarán elegancia), nos gusta el poder de los tejidos y la superposición de los mismos para crear espacios de película. Nos gusta también mucho también la tendencia del arte en vivo, que si bien ya en 2024 pisó fuerte parece imponerse para esta temporada, y el poner en valor los detalles personalizados. En este sentido, siempre aconsejamos a nuestros novios para no gastar en “cosas que acabarán en un cajón”. Tengamos presente que una boda, sea del tipo que sea, siempre supone un desembolso económico importante así que cada detalle ha de estar pensado para que merezca la pena. Algo que los invitados puedan llevarse a casa, conservar y reutilizar, es acierto seguro.

Y por último, como quinta tendencia, el rumbo hacia lo sostenible que parece estar tomando el mundo de las bodas. Nos encanta, lo defendemos, y lo ponemos en práctica.
Sabemos que cada boda es un mundo pero, ¿cómo sería la boda ideal para vosotros?
Aquí la respuesta es fácil. La que sea real. La que genere sensaciones bonitas, y haga disfrutar a los novios y a sus invitados. Sin más.
La boda ideal no es ni la más cara ni la más instagrameable. Es esa que, cuando pasa, te sigue emocionando. Esa decoración floral que no olvidas, ese techo de luces que te hizo soñar, ese seating que te apetece reproducir una y otra vez en tu casa… A nosotros nos pasa mucho (somos afortunadas) eso de que las parejas nos digan una y otra vez “quiero volver”. Y eso, ese “quiero volver” meses después, es señal inequívoca de que esa boda fue perfecta.
¿Alguna vez habéis trabajado en una boda con un tema fuera de lo común? ¡Contadnos ese momento loco!
Alguna vez no… ¡muchas!
Y es algo que nos encanta porque nos pone al límite, nos saca de la zona de confort, y nos activa al máximo. A nivel creativo, es maravilla pura. Recordamos con un pellizco especial la boda María y Carlos, rockera total. Con su descapotable rojo, un montón de guitarras eléctricas, una novia black and white, y un seating plan con su truss, sus focos y sus vinilos personalizados. Fue una locura.


¿De las últimas? Hemos tenido temática playera, con arena de la playa de Zahora, real, como base para el seating y los marcasitios.

Hemos tenido temática “arroz”, pero no arroz de tirar a los novios, arroz en mayúsculas. En forma de espigas -de terrenos de la familia, imagínate el sentimiento que hubo en esa boda- y como símbolo total de arraigo y de apego a la tierra y a las tradiciones (para ese seating empleamos kilos y kilos de arroz, para rellenar los sacos que albergaban cada tarjeta con las mesas)

Temática Alicia en el País de las Maravillas, con unos centros de mesa de ensueño hechos de forma artesanal expresamente para los novios. En fin… hemos tenido un poco de todo. Todas son, podríamos decir, fuera de lo común porque cada boda es única y así la tratamos y diseñamos.

Si vuelves a hacerme esta pregunta dentro de un año, tendré mucho más para contarte porque esta temporada se nos presenta muy “fuera de lo común” también.
Y ya para finalizar una última pregunta ¿Podrías contarnos algún proyecto que haya sido único y le guardes un cariño especial?
Te va a sonar a tópico pero… es una verdad como un templo. A todas las bodas les guardamos un cariño especial porque todas han tenido justo eso. Algo especial. Bien por el diseño, que haya sido rompedor y nos haya zarandeado la mente pero bien. Por las familias, que hay veces que son casi más protagonistas que los novios y lo llenan todo, incluidos nuestros corazones, de buen rollo. Por el espacio, porque nos pasa que hay sitios en los que se queda algo de nosotros por lo especiales que son. Y por supuesto por las novias y novios que son para comérselas y volvérselas a comer.
En fin… aquí no me lo has puesto fácil pero, si tuviera que quedarme solo con un proyecto de boda, que lo es también de vida, te diría que me quedo con esta fecha. El 11 de mayo de 2024. La boda de Irene y Anabel.

La primera de la temporada de 2024 que dio el pistoletazo de salida a mucho bueno. Lo teñimos todo de morado y celebramos el amor y la vida, sin ser del todo conscientes de todo lo que teníamos por delante. Crecimiento, experiencias y amor en mayúsculas en todos los sentidos. A diario, por nuestro trabajo, por lo que hacemos y conseguimos, y por la gente maravillosa que “este loco mundo de las bodas” nos regala a cada paso.