Las separaciones y los divorcios se disparan, te explicamos las razones

By Javier Sedano
25 de junio de 2024
Las separaciones, los divorcios y las nulidades matrimoniales han aumentado en más de un 15% con respecto al primer trimestre de 2023.
Los divorcios y las separaciones han aumentado de manera considerable en España

Laura y David, tras 15 años juntos y seis de matrimonio, acordaron separarse en febrero y ahora están en trámite de divorcio. Ella, ronda los 45 años y él está cerca de la cincuentena. Una decisión de mutuo acuerdo, sin infidelidades de por medio ni posibles malos tratos. Todo desde la madurez y la reflexión.

Pablo y María, que superan los 60, se divorciaron a principios de año. Llevaban 25 casados y tiempo atrás ya habían decidido darse una segunda oportunidad. Pero finalmente la historia no ha tenido un final feliz. Tienen dos hijos en común y una etapa por comenzar.

Ana se divorció de Carlos hace unos meses. Tienen un hijo y existía una condena previa por malos tratos ejercidos por el marido durante el matrimonio. Se casaron hace cuatro años y ambos no llegan a la treintena.

Los tres bien pudieran ser casos reales, de hecho están basados en alguno de ellos, pero en realidad son supuestos de situaciones de divorcio que podrían haberse dado durante este 2024. Supuestos, digamos, muy ciertos. Un año que en su primer trimestre ha presentado una llamativa subida de separaciones y divorcios.

Evolución social y emociones

A primeros del mes de junio, los órganos judiciales notificaron que se habían registrado 26.106 separaciones, divorcios y nulidades matrimoniales en este primer trimestre en toda España, lo que supone un 15,3% más que en el mismo periodo del año anterior. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) informó que la media nacional de disoluciones matrimoniales por cada 100.000 habitantes se situó en 53,6 en los tres primeros meses de este año. Las separaciones ascendieron a 613 y los divorcios consensuados se situaron en los 14.327. Eso sí, bajaron los divorcios no consensuados, hasta los 8.101.

Por territorios, las mayores tasas se registraron en Navarra, Baleares y Cantabria; y los valores más bajos se dieron en la Comunidad de Madrid, País Vasco y Andalucía.

Datos que reflejan una realidad que no es nueva y que lleva manteniéndose en progresión desde hace ya algunos años. Las razones son variadas y los motivos diversos, pero en su mayor parte, si hacemos un ejercicio de concisión, serían el resultado de un tiempo nuevo, que ha venido a cambiar prioridades y estilos de vida. Pero ¿cuáles son realmente esas causas?

Lo explica a BdeBoda Ángeles Sanz Yaque, psicóloga clínica, especialista en terapia familiar y miembro de la Comisión Deontológica del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid: “Más que hablar de causas, podemos decir que hay dos grupos de explicación. Uno gira en torno a la evolución social, es decir, hoy en día al existir muchos más recursos, tenemos más posibilidades de conseguir bienestar. Antes, cuando había que trabajar doce horas para conseguir el pan, pues se trabajaba doce horas y no te cuestionabas nada. Ahora, la sensación de accesibilidad al bienestar hace que las personas se planteen más gratificaciones y no solo la vida en pareja».

«Y el otro factor tiene que ver con la parte más emocional. Yo creo que hoy en día lo que tiene que ver con las expectativas de una pareja a largo plazo están descarriadas, es decir, una relación de pareja que empieza es poco frustrante, pero conforme va pasando el tiempo los costes emocionales de mantener esa relación aumentan y entonces la persona en cuestión se vincula más al bienestar individual que al bienestar conjunto”, subraya.

La infidelidad

Para la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), desde una perspectiva mucho más práctica, el principal motivo de divorcio se concentraría en el desgaste, el alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo.

En opinión del secretario de AEAFA, Álvaro Iraizoz Reclusa, “este estrés puede provocar múltiples discusiones, algunas por motivos intrascendentes, desembocando en el peor de los casos en el abandono, el desprecio o la indiferencia absoluta hacia el otro miembro de la pareja. La excesiva dedicación al trabajo, la complicada conciliación laboral y familiar o la frecuente sobrecarga de uno de los miembros de la pareja en las labores de crianza y las propias del mantenimiento del hogar, entre otros aspectos, propician la ruptura”.

El segundo motivo de separación para los abogados que cada día afrontan crisis familiares se debería al “desenamoramiento”, que en ocasiones tiene que ver con el inicio de una relación con una tercera persona. Circunstancia que coincide con lo que también apunta la experta psicóloga y que supone la mayor causa de divorcio, la infidelidad. “Hoy en día, la mayoría de las parejas se divorcian por infidelidad porque en ese deterioro, en ese momento personal-individual aparece otra persona, otra situación, otra ilusión y eso hace que para uno de los miembros de la pareja lo que tiene con el otro pierda valor. Ese es otro factor muy importante”.

“¿Me compensa?”

En realidad, de una forma u otra, se está produciendo un cambio en las prioridades que está transformando la manera de entender la relación en pareja. Ceder, compartir, entender al otro y aceptarlo tal y como es pueden estar dejando de ser argumentos indispensables para la vida en común. En estos tiempos, nos cuesta aceptar cada vez más la discrepancia y no toleramos la frustración, como no aceptamos que la realidad nos cambie los planes.

En este sentido, Ángeles Sanz Yaque señala que uno de los cuestionamientos más peligrosos es el de “¿Me compensa?”, porque mientras que se tenga claro que la relación de pareja, a pesar de los costes, compensa, bien por estabilidad emocional, económica o social, todo va bien, lo malo es cuando ante esa pregunta la situación de esos mismos costes se disparan.

Una situación límite que, curiosamente y en los últimos años, parece estar aumentando entre las parejas más maduras. Los divorcios entre los mayores de 60/65 años -también llamado divorcio gris- se han disparado en España porque mientras que las parejas jóvenes tienen un proyecto común, ligado a la casa, a los hijos o a la hipoteca, las parejas más mayores comprueban como esa necesidad va desapareciendo.

“La relación de pareja en muchos de estos casos -destaca Ángeles Sanz- se ha descuidado porque no había tiempo ni energía. Entonces, a partir de ahí peligra la relación, pero si la pareja tiene el hábito de cuidarse, todo funciona mejor. Las parejas mayores que salen juntas y se divierten juntas tienen mucho mejor pronóstico porque a pesar de no tener obligaciones se divierten juntos, les compensa estar juntos, pero si eso lo han ido descuidando…”.

Una circunstancia vital que en muchos casos se une a una monotonía costosa y aburrida, agravada por una mala relación de pareja que se mantiene desde hace tiempo… “matrimonios que se han mantenido mientras los hijos estaban en casa, pero discutiendo, llevándose mal y no respetándose. En cuanto los hijos se independizan pues todo se precipita, por eso está habiendo también un aumento de separaciones en esa población”, apunta la psicóloga clínica y miembro del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.

Parejas mayores que junto a las más jóvenes conforman, según la especialista en terapia familiar, dos grupos principales abocados, por diferentes razones y circunstancias, a incrementar las cifras de separaciones y divorcios. Por su parte, para el secretario de AEAFA “el grupo de edad que concentra más divorcios comprende edades entre los 40 y 50 años. Es decir, aquellos que a menudo se encuentran inmersos en plena crianza. Se trata de una etapa crítica”.

Recuperar una relación rota

Son muchas las circunstancias, pero, llegados aquí, ¿es posible recuperar una relación rota? Para Ángeles Sanz, “toda relación con el paso del tiempo se deteriora, pero una relación deteriorada se puede recuperar con esfuerzo, con ganas y con mucha dedicación al vínculo. Yo quiero estar contigo, para mí es importante estar contigo, así se recupera”.

Lógicamente, hay motivos y circunstancias que resultan insalvables y con las que no habría marcha atrás. Es el caso del abuso, del maltrato o cuando se han contaminado todas las áreas de la relación. En este sentido, la experta señala que son las “típicas parejas que discuten por cualquier cosa, por mínima que sea, y ya han sobrepasado cualquier barrera de ese tipo. No hay ningún respeto, no hay ningún afecto y, sobre todo, cuando eso se hace explícito, es decir, parejas que se dicen yo es que no te aguanto, yo quiero estar lejos de ti, si no fuera porque tenemos un hijo me iría, eso es muy peligroso y daña mucho”.

Pero siempre hay una salida, una vía de escape frente al deterioro progresivo de la convivencia, un salvavidas que exige acción y compromiso y que, como ya se ha apuntado, pasa por mantener una relación de respeto hacia el otro, de aceptar sus cualidades y sus defectos, porque todos los tenemos. Y, en este sentido, una cuestión muy importante, como expone Ángeles Sanz, es lo que tiene que ver con el afecto físico. “No es sexo, es lo que tiene que ver con demostrar que me gustas, que te quiero tocar y que proporciona a la persona un área de desarrollo e intimidad que es solo de pareja. Esa parte de intimidad física aumenta la calidad del vínculo”.

La infidelidad supone una de las principales causas de divorcio / Pexels
Todas las relaciones se deterioran con el paso del tiempo
La clave está en el respeto y aceptación del otro / Pixabay

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