Una de las tradiciones más arraigadas en la ceremonia nupcial podría estar en peligro o, al menos, podría ser el origen de un intenso debate, mucho más si tenemos en cuenta que en los tiempos actuales los movimientos y las ideas viajan imparables a una velocidad de vértigo.
Porque la iniciativa que vamos a contar no tiene su origen en nuestro país, sino en otro mucho más alejado: Suecia. Todos sabemos que desde los países nórdicos suelen llegar ideas que, en muchas ocasiones, nos pueden parecer, ante nuestra mentalidad más conservadora, descabelladas y fuera de toda lógica, por ser planteamientos rupturistas y alejados de lo tradicionalmente establecido. Algunos, consiguen su objetivo y quedan fijados para siempre, mientras que otros quedan en un simple chismorreo que sirve de debate por algunos días. Así son los nórdicos, prácticos y poco dados a utopías y costumbres.
Entrega a su nuevo tutor
Y en esa línea, una pastora de la iglesia sueca ha presentado su iniciativa: prohibir a los padres que acompañen a las novias al altar. Se llama Sara Waldenfors y es pastora de Nylöse, en Gotemburgo. Junto a otro pastor, Jesper Eneroth, presentó hace unos días la propuesta ante la Asamblea de la Iglesia de Suecia y, al parecer, se ha abierto un interesante debate en el país porque afecta a dos valores que en Suecia tienen especial importancia: la igualdad de género y la libertad de elección individual.
“Aunque la escena resulta agradable para las futuras parejas de novios, no podemos ignorar lo que simboliza: un padre que entrega a una virgen menor a su nuevo tutor”, declaró Waldenfors a The Observer. “La tendencia relativamente nueva de que el padre acompañe a la novia al altar y se la entregue a su nuevo esposo no está en nuestra tradición eclesiástica”.
Efectivamente, parece más bien una tendencia iniciada hace algunos años e inspirada por la televisión, el cine y las redes sociales. Algunos suecos lo describen como la “tradición de Hollywood» porque tradicionalmente en la iglesia sueca la novia y el novio caminan juntos hacia el altar en lugar de que la novia vaya acompañada por su padre.
Además, la cuestión se popularizó entre la casaderas del país cuando en 2010 la princesa heredera de Suecia, Victoria, decidió que su padre, el rey Carlos Gustavo, la acompañara al altar.
Una tradición muy asentada en España
La tradición de que el padre acompañe a su hija se remonta a tiempos muy antiguos, en los que se consideraba que las hijas eran ‘propiedad’ de su padre y que este las entregaba a sus futuros maridos. Incluso también entregaba al novio las propiedades de ella.
Pero los tiempos fueron cambiando y, por lo tanto, el sentido de la tradición. Hoy, ese acompañamiento simboliza otra cosa bien diferente. Se trata de un gesto de aprobación y buen augurio para el nuevo matrimonio. Por otro lado, ese caminar juntos simboliza también el tránsito de un mundo a otro, de un lugar a otro, del seno familiar original a la creación de una nueva familia. De un camino recorrido a un camino por recorrer.
En realidad, se trata de una tradición bastante asentada en nuestro país y en otros, como Gran Bretaña o Estados Unidos. Según la encuesta realizada por El libro imprescindible de las bodas 2023, un 78% de las novias optaron por llegar acompañadas por sus padres al altar, la segunda de las tradiciones más seguida el día de la boda después de la lluvia de arroz o de pétalos (82%) y por delante del primer baile nupcial (76%).
En todo caso, conviene recordar que cuando el padre falta o no puede acompañarla, otros miembros pueden hacerlo en su lugar, como la madre, los abuelos, los hermanos o los buenos amigos. Todo depende de cada novia, de cada pareja o de cómo esté planteada la propia ceremonia.
Otras voces a favor
Mientras, la pastora Sara Waldenfors sigue peleando por eliminar una tradición que no lo es tanto y que simboliza, a su modo de ver, un mundo caduco y alejado de las nuevas realidades. “Hemos luchado por conseguir que sea totalmente natural que las mujeres puedan ser ordenadas sacerdotes. Hemos luchado por conseguir que las parejas del mismo sexo pudieran casarse en la Iglesia sueca. ¿Deberíamos ahora modificar una tradición que no es nuestra y que representa algo que no podemos respetar?”, declaraba Waldenfords al diario The Observer.
Lo cierto es que no todos dentro de la iglesia sueca comparten esta postura. Henrik Lööv, un comisionado ejecutivo de la parroquia de Jönköping, argumenta que se trata de una tradición que permite la inclusión de la familia en la ceremonia, en lugar de una “transferencia legal y patriarcal”. “A través de ello, la novia o el novio eligen destacar la importancia de un pariente en su vida, una elección que significa mucho para todos los involucrados”, aseguró al citado medio.