Madrid Destination Weddings se diseñó en su día para promocionar a la Comunidad de Madrid como destino destacado dentro del turismo de bodas. Fue un producto turístico que perseguía convertir a la región en una opción prioritaria para aquellos extranjeros y ciudadanos españoles que quisieran casarse fuera de su lugar de residencia. Un desafío que debería implicar la generación de un buen número de iniciativas y la participación de la práctica totalidad del sector turístico.
Pero ¿cómo está ese proyecto? ¿cuáles son las cualidades de Madrid como destino exclusivo para el turismo de bodas? ¿qué iniciativas se están llevando a cabo? BdeBoda ha hablado de todo ello con Luis Martín, nuevo viceconsejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid.
El 2021, recién salidos de la esa terrible pandemia, desde esta Consejería se puso en marcha un proyecto con el que se pretendía situar a Madrid como destino de bodas. Era Madrid Destination Weddings e intentaba proyectar las muchas posibilidades que en ese segmento tiene en Madrid, en especial para un público de alto valor. ¿Cómo está actualmente ese proyecto? ¿Hay intención de seguir adelante con la iniciativa?
Parte de lo que se debe hacer como responsable de la gestión turística de un territorio es identificar oportunidades y crear productos y experiencias. Es verdad, que Destination Weddings fue un producto que llamó mucho la atención, en un momento además muy complicado de postpandemia. Básicamente se trataba de un intento de ordenar una oferta que muchas veces no era tan obvia, que era parte del mercado turístico y, por encima de eso, una oportunidad para que determinados mercados y perfiles de turistas eligieran Madrid como un destino nupcial.
Era algo que ya ocurría en el pasado, pero de alguna manera era necesario trabajar ese producto para que el propio sector conociese que era viable. Evidentemente para los proveedores era su negocio principal, pero otros no visualizaban la importancia o el efecto tractor que podía tener que una pareja procedente de un mercado lejano, como Latinoamérica o Estados Unidos, tuviese ese impacto global.
Parece claro que había que trabajar la viabilidad y la diferencia para que un producto, como en este caso el de las bodas, tuviera eco dentro y fuera.
Un destino tiene que ser atractivo en su conjunto, es decir, no hay destinos atractivos para casarse, pero que, por ejemplo, no lo sean gastronómicamente. Al final hay que trabajar un relato global sobre un destino. La gente tiene que querer venir a Madrid a trabajar, a un congreso, a una reunión, a un evento, a pasárselo bien, a disfrutar de la gastronomía y, por supuesto, a casarse. Yo creo que dentro de toda la estrategia promocional hay que trabajar ese relato global y, evidentemente, luego hay muchísimos productos que están debajo. Uno de ellos, por supuesto, puede ser el turismo nupcial, igual que puede ser el turismo de aprendizaje del español. Es decir, la gente cuando contrata una experiencia para ir a aprender un idioma no lo hace solamente por la calidad del idioma o la escuela, lo hace también porque va a estar en un entorno en el que sabe que va a disfrutar y lo va a pasar bien, lo mismo ocurre con los destinos de boda. Entonces, en un momento determinado hay que pararse, hay que pensar nuevos productos, hay que tratar de ordenarlo con el sector y luego, poco a poco, lo vamos incorporando a nuestra estrategia de promoción.
Además, como así también estaba planteado, la colaboración con el sector privado resulta esencial en el mundo de las bodas. Es una herramienta a tener en cuenta y un elemento primordial.
Por supuesto. Al final, el sector privado es el proveedor real que hace posible que el turista pueda venir y que exista una experiencia turística. A partir de ese momento, cuando hemos tenido peticiones del sector, hemos organizado incluso viajes de familiarización con esos prescriptores de bodas, esencialmente enfocados al mercado latinoamericano poque es un mercado que ha sido el milagro del turismo en Madrid, todo ese mercado procedente principalmente de México y Colombia. Para ellos, Madrid es un destino prioritario a la hora de casarse y yo creo que es un objetivo que no debemos perder. Lo estamos viendo en Madrid, lo que está suponiendo el mercado iberoamericano. Para ellos somos un referente, un destino aspiracional, somos un destino que ya conocen, en el que se sienten cómodos, al que quieren venir todos los años o varias veces al año, entonces por qué no ser un destino en el que poder casarte.
A lo que hay que añadir las importantes cifras de negocio que se manejan en este sector, que conviene no despreciar. Aprovechar esa fuerza económica que supone el turismo de bodas en un entorno, como el de Madrid, que presenta todas las cualidades necesarias.
Estamos trabajando mucho en la promoción a través de prescriptores, pero evidentemente no con destino al público final. El de las bodas, es un producto y un mercado que merece cierta exclusividad. No tiene sentido que Madrid esté lleno de bodas, la gente quiere exclusividad. No puede llegar el momento en el que casarse en Madrid pueda parecer obvio o habitual. No tendría sentido, perdería ese atractivo y esa fuerza.
No puede ser una especie de Las Vegas…
Eso es. Tenemos que buscar segmentos muy determinados, mercados muy determinados y apostar por la calidad y no por la cantidad. Afortunadamente, en Madrid hay proveedores maravillosos para ese segmento, que muchas veces se desconocen, que no llevan una trayectoria tan histórica como otros prescriptores del sector turístico o que trabajan para diferentes sectores, no solo para el turismo, sino también para el mercado local, pero involucrados en fincas, espacios para casarse, sedes singulares y en toda la cadena de valor que hay alrededor, como la restauración, la moda, etc. Madrid tiene una oferta excepcional y una competitividad calidad/ precio imbatible si nos comparamos con el resto de las capitales europeas.