Just Novias ha abierto sus puertas a bdeboda.es para enseñarnos su proyecto, experiencia y el modo de funcionamiento de una tienda que, después de algo más de 11 años, es referencia en el ámbito del alquiler de vestidos de novia.
Luis Sanz, gerente de Just Novias, puso en funcionamiento, junto a su hermana, un plan empresarial que tenía sus riesgos, pero que también jugaba con las posibilidades de un sector consolidado y con una tendencia, la del alquiler, que ya empezaba a consolidarse en otras partes del mundo. El resultado es conocido por todos. Ahí están los resultados de Just Novias.
Hemos hablado con Luis Sanz sobre este y otros muchos temas.
Corren buenos tiempos para el mercado del alquiler y, en concreto, para Just Novias. Después de 11 años os habéis convertido en una tienda de referencia. Cuéntanos, ¿cómo ha sido esa trayectoria?
Empezamos con mucha dificultad, muy despacio, pero poco a poco ya se nos conoce en toda España. Nos viene gente de toda España. No hemos hecho grandes alardes de publicidad, tenemos una buena página web, eso sí, y a partir de ahí, sobre todo, el boca a boca, que siempre es la mejor publicidad.
Uno de factores más efectivos y que más influye en la decisión de compra de un cliente.
Sin lugar a dudas. Entonces, de empezar con 40 vestidos, ahora mismo tenemos 220 vestidos de novia en todos los estilos. Vestidos que renovamos todos los años porque, aunque sea una tienda de vestidos de novia de alquiler, los vestidos se renuevan todos los años. Casi todos los meses tenemos algunos modelos nuevos. De hecho, ahora mismo, que estamos finalizando ya el mes de octubre, estamos recibiendo la colección 2025, que la terminaremos a finales de noviembre. Estamos renovando continuamente.
La trayectoria es esa, pero ¿por qué hemos crecido? ¿por qué la tendencia de los vestidos de novia va a más? Te cuento, cuando mi hermana y yo abrimos el negocio, pensamos que por qué en España siempre han sido los chicos los que hemos alquilado el chaqué, pero la novia no tenía esa posibilidad. Entonces, nos animamos a hacerlo porque, en realidad, pensamos: ¿por qué una novia se va a tener que gastar un dineral en un vestido que no se va a volver a poner nunca más? No se la va a regalar a sus hijas, ni a unas amigas y lo va, como mucho, a mal vender por internet.
Pero sí, estamos ya muy asentados. Nos viene gente de toda España y los vestidos viajan por todo el mundo.
Es verdad, por otro lado, que el tema del alquiler era una asignatura pendiente en nuestro país, cuando ya era una realidad en muchos países europeos y ya no digamos en Estados Unidos. Aquí, siempre hemos sido más reacios a esa alternativa.
Sí, era una tradición que la novia se comprara el vestido. Se gastaba cientos o miles de euros. Se lo regalaba la abuela, la madre o se lo compraba ella, pero el alquiler, efectivamente, era una cosa muy residual, que prácticamente no existía. Insisto, cuando los chicos, desde que tengo uso de razón, se han alquilado el chaqué. Además, con la diferencia que un chico, si se lo compra, tiene la posibilidad de volver a utilizarlo, porque luego va a la boda de un amigo y se lo puede volver a poner.
Y eso en el caso del vestido de novia es más complicado.
No te lo vuelves a poner.
Siempre se puede esperar, si se dan las circunstancias, a la hija.
Pero es que la hija tampoco lo va a querer porque ha pasado mucho tiempo y las modas también cambian. Así que, tampoco.
¿Y cuál sería vuestra oferta de vestidos? ¿Con qué marcas o fabricantes trabajáis principalmente?
Nosotros tenemos tres fabricantes españoles, uno está en Zaragoza, otro en Alicante y otro en Barcelona, que son los que nos fabrican los vestidos. No son vestidos de Pronovias, Rosa Clará… pero al final la teoría que tenemos es que todos los vestidos son primos hermanos, todos se parecen. Me da igual que sea de una marca u otra. Al final, los fabricantes van a ser prácticamente los mismos. Eso sí, no compramos nunca vestidos de segunda mano, aunque nos los ofrecen mucho y nos llaman muchas novias.
Pues el mercado de segunda mano también goza de buena proyección. ¿No lo tenéis en perspectiva?
No, no lo tenemos en perspectiva porque al trabajar directamente con fábrica tenemos toda la gama de tallas, no solamente un modelo. Además, sería una locura empezar a trabajar con particulares. Repito que nos ofrecen vestidos todos los días, pero realmente no queremos entrar en ese mercado. Trabajamos directamente con fábrica y así es como lo hacemos.
Pero sí que vendéis.
Sí, vendemos como outlet. Vestidos que ya se han puesto dos, tres o cuatro veces, pero la novia interesada quiere comprarlos y lo vendemos a un precio mucho más reducido.
Llegados aquí, cuéntame cómo es vuestra de forma de trabajo. ¿Cómo son los plazos y cómo funcionáis desde que una novia se pone en contacto con vosotros?
Es muy sencillo. Partiendo de la base de que es la propia novia la que marca los tiempos. Ahora mismo, hoy estamos a 30 de octubre, ya tenemos reservas hechas para diciembre de 2025. Pero también es verdad que hemos tenido ocasiones, y no pocas, en las que nos ha llegado una novia un martes para casarse un sábado y no tenía vestido. Y consigue su vestido, echamos a correr, y el jueves o el viernes se lo entregamos.
Pero ¿cómo funcionamos? La novia lo primero que hace es contar a mis compañeras el estilo de vestido que está buscando, ellas la van a aconsejar siempre. La novia se prueba todo lo que considere sin ningún tipo de compromiso. Si encuentra su vestido, hace la reserva. Normalmente, tiene que abonar el 50% de lo que cuesta el alquiler.
A partir de ese momento, ella ya tiene su vestido y podrá venir por aquí cuando quiera. Si se lo quiere enseñar a alguien, si se ha comprado un complemento o si va con muchos meses de anticipación y se lo quiere volver a poner. Cuando ella quiera. Pero si no lo hace, nosotros la vamos a llamar para que venga aproximadamente un mes antes de la boda.
Es el momento de seguir tomando medidas y de continuar con los arreglos.
Efectivamente, se lo vuelve a probar y se vuelve a tomar medidas, porque es posible que desde que hace la reserva hasta este momento haya tenido algún cambio y el vestido siempre tiene que estar perfecto. Todos los arreglos, ajustes, composturas, todo lo que haya que hacer al vestido se lo hacemos aquí, en nuestro propio taller y con nuestras modistas. Y eso también está incluido en el precio. Ahora es cuando debe abonarse la segunda parte del alquiler. Por supuesto, durante el mes que falta, se seguirán haciendo todas las pruebas que sean necesarias hasta que todo esté perfecto.
Y ya, la semana de antes de la boda, por ejemplo, si ella se casa un sábado, pues el martes o el miércoles, viene de nuevo, se lo prueba por última vez y se comprueba que todo está bien y se lleva el vestido. Celebra su día y a lo largo de la siguiente semana es cuando nos lo devuelve. En este caso, lo puede traer ella misma u otra persona. Eso sí, lo tiene que devolver como quede ese día, no lo tiene que llevar a limpiar ni nada de eso, eso también corre por cuenta nuestra cuenta y también está incluido en el precio. Ese es el proceso.
Lógicamente, cuando hablas de arreglos y de ajustes, en ningún momento estás haciendo referencia a cortar. El vestido de alquiler de novia nunca se corta.
No, efectivamente. Ese es un tema muy importante. Afortunadamente, la modista que tenemos es una gran profesional en vestidos de novia, porque en alquiler el vestido no se corta, no se puede cortar. Cuando nos lo devuelven sucio, antes de enviarlo a la tintorería, lo que hay que hacer es deshacer los arreglos para que siempre el vestido esté en su estado original y que todas esas marcas no se queden con los cercos, con los bordes y demás. Pero no se corta. Eso sí, en el caso de que se haya vendido el vestido, como he dicho antes, por supuesto, se corta por donde la novia quiera.
¿Y de qué precios estamos hablando?
Estamos hablando de una horquilla de entre los 400 y los 800 euros. Siempre vamos a tratar de adaptarnos al presupuesto de la novia, pero la horquilla de precios es esa. Hay que tener en cuenta que, si la novia quisiera comprar uno de nuestros vestidos más caros, los de 800 euros, el precio superaría los 4.000 euros. Lógicamente, si se va a la parte más baja, a los de 400, incluso alguno puede haber por debajo de ese precio, estamos hablando de otro nivel, pero eso ya depende del presupuesto de la novia.
Lo cierto es que esa cantidad de dinero que la novia se ahorra lo puedo destinar a otros gastos o a cubrir otros servicios de la celebración.
Lo puede destinar al banquete, lo puede destinar al viaje de novios o a amueblar su casa, a lo que quiera. Es mucho dinero, te estoy diciendo, en el caso más alto nuestro, que se gaste 800 euros en el alquiler de un vestido, pues se está ahorrando como mínimo 3.000 o 3.500 euros.