Sostenibilidad, economía circular, maximización de recursos, compromiso, ecofriendly, moda circular… Todos ellos son términos y modelos relativamente nuevos, pero con los que inevitablemente nos vamos familiarizando. Ya forman parte de nuestro entorno e incluso de nuestras conversaciones. Somos una sociedad abocada a dar vueltas.
Una pandemia, nuevas tácticas políticas, el poder del marketing, la digitalización, las redes sociales y un acelerado cambio generacional han conducido a nuevos planteamientos de vida y, por lo tanto, a nuevas formas de consumo, más comprometidas con un paradigma basado en el mercado de segunda mano y en el alquiler, una tendencia que cuenta ya con un gran número de adeptos.
Se trata de luchar contra la masiva producción textil, la acumulación inconsciente, el ‘usar y tirar’ y la moda rápida, factores que han conducido a una sobreexplotación de los recursos y a un claro aumento de los niveles de contaminación. Las nuevas generaciones ya no juegan en ese tablero, que califican de despilfarrador, viejo e insensato.
Influencers y famosos
En el caso del mercado de segunda mano, por ejemplo, una encuesta realizada a nivel mundial entre enero y febrero de 2022, recogida por Statista –Intención de gastar más o menos dinero en moda en un futuro cercano-, reflejaba que aproximadamente el 35% de los participantes afirmaba tener la intención de gastar más dinero en la compra de ropa de segunda mano. Era la opción con mayor aumento en la intención de gasto, seguida por la moda con precio rebajado y los artículos de las cadenas de valor. En el lado opuesto, se situaban los grandes almacenes, ya que cerca del 45% de los compradores declaraba su intención de gastar menos en la ropa vendida en este tipo de establecimientos.
En el caso del alquiler de vestidos, aunque goza entre la gente de una menor penetración que el mercado de segunda mano, sin duda, es una opción al alza por las muchas ventajas que presenta: no se acumulan las prendas, no se repiten y, por lo tanto, se puede estar a la moda y seguir las tendencias con mayor libertad y sin la obligación de gastar grandes sumas de dinero.
Por un lado y por otro, a esa tendencia de la economía circular se han sumado influencers, famosos y celebridades de todo tipo y condición. Sin ir más lejos, la reina Letizia aparecía el pasado 10 de julio, durante la entrega de los premios Princesa de Girona, enfundada en un vestido alquilado de la firma australiana Aje.
Y la princesa Sofía marcaba estilo, el día en que su hermanaba juraba la Constitución, con un vestido de la exclusiva firma inglesa de Erdem Moralioglu y que encontró en una tienda de alquiler online llamada Borow, una plataforma que, en la actualidad, es referencia en el alquiler de moda de lujo y un paso más hacia su democratización y el cumplimiento del deseo aspiracional de muchas mujeres.
Evolución imparable
Pues esa misma tendencia, como no podía ser de otra forma, ha pasado también al terreno nupcial y al mundo de las bodas. Poco a poco, se está abriendo camino en un ámbito muy tradicional y nada proclive a tendencias aventureras. Son muchos los proyectos y empresas de alquiler (con y sin exclusividad) que han nacido y se están consolidando en España, si bien es cierto que en sus inicios se centraban únicamente en el ámbito de las invitadas, para, con el paso del tiempo, expandir el negocio al terreno de las novias -y novios- aprovechando ese cambio generacional y esa nueva manera de enfrentarse a las circunstancias del día a día.
Y en ese contexto, encontramos a Just Novias, en funcionamiento desde el 1 de marzo de 2013, un tiempo en el que la opción del alquiler entre las novias de nuestro país quedaba reducida a la mínima expresión. Lo habitual era entre ellos, pero entre ellas era una alternativa utópica. La evolución, asegura Luis Sanz, gerente de la tienda, ha sido muy buena y ya tienen reservas hasta septiembre de 2025. Just Novias ha sido seleccionada como la mejor tienda de alquiler de vestidos de novia de España en los premios Wedding Awards 2024 que promueve bodas.net.
Los datos de otra encuesta de 2020, de la que se hace eco Statista –Lugar preferido por las novias para comprar el vestido para su boda en España-, revelaba que el lugar preferido sigue siendo la marca especializada en bodas, con el 45%; en segundo lugar, se situaba ya el alquiler, con el 13%; y, en tercera posición, el diseñador o marca no especializada, con el 10% de las encuestadas.
“No me lo voy a volver a poner”
Pero ha llovido mucho desde ese 2020. Precisamente, Blanca Mayoral, gerente y fundadora de Lend the Label, asegura a EFE que el alquiler de vestidos vive “una acogida mayor de la que tenía en esos años”. “Son cada vez más las mujeres que están cansadas de acumular la ropa que han usado una solo vez en sus armarios”.
Es verdad, como ocurre en todo el sector, que se trata de un negocio estacional, que arranca fuerte en primavera y llega hasta el mes de octubre, para languidecer en los meses de invierno. Puro equilibrio presupuestario. Pero más allá de esa circunstancia concreta, las perspectivas son más que halagüeñas.
“El perfil de nuestras clientas es muy amplio y se extiende desde las clases bajas, que se benefician de unos precios más económicos, pasando por novias sudamericanas o de países del Este hasta chicas de La Moraleja, que buscan lo práctico de esta opción”, explica Luis Sanz a BdeBoda.es.
“A la novia -resalta el gerente de Just Novias- le sale infinitamente más barato alquilar un vestido que comprarlo. Además, una prenda que, como me dicen muchas, solo se la van a poner una vez en la vida. ¿Para qué quiero ese vestido que no me lo voy a volver a poner? Pues ese dinero me lo ahorro o lo puedo invertir en el banquete o en el viaje de novios”.