El universo de Love is in the air gira entorno a la magia y a la experiencia inigualable de la exclusividad. Tendencia, sofisticación, feminidad, diseño, exquisitez… son algunos de los atributos que definen una tienda y un proyecto tan personal como diferente.
Isabel Ruiz es su fundadora y gerente. Madrileña, apasionada de la alta costura y viajera empedernida, se dio cuenta de que España, buscando el vestido para su boda, no ofrecía lo que deseaba y tuvo que encontrarlo en el extranjero. Ese fue el germen de Love is in the air y la razón de que en la capital se puedan adquirir firmas tan especiales como Zuhair Murad, Galia Lahav o Viktor&Rolf. Forbes la ha incluido entre las mujeres más importantes del negocio nupcial en 2024.
Nueva York, Londres, París… en Madrid.
Más de diez años después, ¿dónde crees que reside el reconocimiento y el éxito de Love is in the air?
Yo creo que es porque tenemos cosas diferentes, exclusivas, que no tiene nadie. Somos el único sitio al que pueden dirigirse las personas que buscan un vestido en exclusiva, algo diferente, de un diseñador internacional. Eso es Love is in the air.
Además, viajo mucho y procuro conocer a los diseñadores que están de moda en otros sitios. En ese sentido, me lo trabajo mucho. Estoy muy informada de las tendencias y de los diseñadores que funcionan muy bien en otros países. Somos los únicos que buscamos y traemos a grandes diseñadores internacionales. Las otras opciones que hay en España pasan por hacerte los vestidos a medida o acudir a otras tiendas que trabajan con otro concepto y que acuden a tipos de clientas diferentes a los nuestros. En definitiva, intentamos trasladar la alta costura.
¿Dónde buscas la inspiración para tus propuestas? ¿En qué te apoyas?
Pues en mis clientas, en lo que creo que a la gente le puede gustar y también en lo que a mí me gusta, en lo que me puede parecer favorecedor y bonito. En este sector hay muchas cosas que se ponen de moda, pero que a mí no me gustan. Entonces, como condición, siempre me tiene que gustar lo que adquiero.
España, en ciertos aspectos, siempre ha ido a la cola de determinadas tendencias. En este sentido, ¿cómo ves el negocio de la moda nupcial exclusiva en nuestro país?
En España, lo más habitual es hacerte un vestido. Lo que te he dicho antes, o ir a tiendas y gigantes de gran distribución o hacérselo a medida. Es lo que creo. En cuanto a mi propuesta, mi clientela es, en su gran mayoría, internacional. Tengo mucha clienta latina, rusa…
Lo que sí creo es que la gente, con el tema de las redes sociales, está cada vez más informada y conoce más todo lo que hay, y eso conduce a que muchas novias tengan el sueño de casarse, por ejemplo, con un vestido de Galia porque es muy aspiracional, algo diferente, que no es lo que se ve o se lleva todos los días.
Ya has adelantado algo, pero ¿cuál dirías que es el perfil de esas novias que se acercan a tu tienda?
Pues casi siempre emprendedoras, triunfadoras, que viajan mucho, que les gusta la moda, que valoran el producto y que, por lo tanto, saben lo que es una cosa diferente. Fundamentalmente, que valoran la exclusividad. Es verdad, que hay mucha gente que viene a la tienda, que no son clientas potenciales, y que no llegan a entender en toda su dimensión lo que ofrecemos.
En este sentido, trabajo mucho para que la gente que venga a mi tienda sea la clienta que yo quiero, si no sería imposible sacar adelante el negocio. Un vestido de 14.000 euros no puedo venderlo a 2.000, sería un negocio fallido.
Fallido, en un sector cada vez más fragmentado y en el que es muy difícil fidelizar. Así que te centras en un público muy concreto y con unas características muy especiales.
Claro, el perfil lujo, de clienta de vestido de lujo. Lo que pasa es que ahora con la opción del alquiler se ha abierto mucho el abanico porque permite a las novias cumplir su sueño por otra vía.
Pero sigo incidiendo en que hay otros perfiles que se sorprenden con los precios o, por ejemplo, con nuestro trabajo de asesoría (en Love is in the air cobran 50 euros por la prueba del vestido, que los descuentan una vez que se adquiere el vestido), como lo haría un abogado. En la página web tenemos los precios puestos. Si se quiere, en todo caso, les recuerdo que lo pueden alquilar.
Pues ya que lo mencionas y pese a tener una idea clara de trabajo, ¿por qué pones en marcha la opción del alquiler como línea de negocio?
Porque hay mucha gente cuyo sueño es casarse con un Galia, con un Berta, con un Monique Lhuillier o con un Murad, pero no tienen el presupuesto o, si lo tienen, no se lo quieren gastar en un vestido que solo se lo van a poner un día. Pues lo alquilas, es algo que probablemente no lo volverás a usar en tu vida y creo que es una decisión muy acertada.
Ya es una realidad y, de alguna manera, se ha convertido en tendencia.
Bueno, en España todavía está costando un poco. Con los de invitada de lujo funciona mejor, pero con las novias es más difícil. Muchas novias aún siguen diciendo: ¿cómo voy a alquilar un vestido de novia? o ¿qué va a decir la gente? Todavía está mal visto.
Y te diré que a nivel internacional es lo último. Lo que pasa es que nosotros siempre vamos un poco por detrás, pero cuando llegue yo estaré ahí, la primera.