Seis bodas de 518. Solo es un dato, pero es un dato reciente, revelador y rotundo. Corresponde al primer trimestre del año y da cuenta de las bodas celebradas en las iglesias de Vizcaya, que apenas supusieron el 1,1% de los enlaces, frente al 6,3% que representaban hace una década. Seis bodas como seis paladas agónicas hacia la nada.
Alguien podría pensar que se trata de un dato circunstancial, pasajero y circunscrito a un ámbito social y cultural muy determinado, como es una zona en el País Vasco, con unas características históricas especiales. Pero la realidad dice todo lo contrario y viene refrendar la tendencia, que no es otra que la cada vez más residual celebración de matrimonios eclesiásticos.
15.000 vínculos menos
Según se desprende del estudio Matrimonios de España, elaborado por la escuela de negocios TBS Education-Barcelona y al que ya hemos acudido en este apartado de Actualidad, entre los años 2013 a 2022 se aprecia una clara disminución de más de 15.000 matrimonios religiosos en nuestro país. Una caída realmente significativa que se traduce en lo siguiente: en 2013, 1 de cada 3 bodas era por la Iglesia; diez años después, en 2022, era 1 de cada 5.
Mientras que el número de enlaces conyugales civiles aumentaron en ese periodo en un 36% (37.800 bodas), la cantidad de religiosos bajaron, celebrándose, como ya ha quedado señalado, 15.000 vínculos menos. Es decir, de los cerca de 50.000 casamientos religiosos en 2013, a los algo más de 34.700 en 2022, lo que supone una caída de más del 30%.
Cataluña, País Vasco y Baleares
Por otro lado, en el mismo periodo aumentó de forma considerable la diferencia entre la proporción de matrimonios civiles y religiosos. En todo el territorio nacional, los casamientos civiles en 2013 fueron el 68% y el 32% los religiosos, una diferencia de 36 puntos porcentuales; en 2022, la diferencia se ampliaba hasta los 61 puntos.
Efectivamente, el País Vasco marca, junto a Cataluña, la mayor diferencia; mientras que Extremadura es la Comunidad en la que la distancia entre unos y otros es menos significativa.
Resumiendo, en Cataluña, País Vasco y Baleares, solo 1 de cada 10 bodas es por la Iglesia. En Navarra, Asturias, Aragón y Castilla y León, 2 de cada 10. Solo en Andalucía y Extremadura rozan las 3 de cada 10.
Esa misma tendencia se extrae también del Libro imprescindible de las bodas 2023, que concluye que, definitivamente, las ceremonias civiles han ganado terreno a las religiosas (en las que hay una hegemonía absoluta del culto católico) y ya son mayoritarias. Los datos que presenta serían: 60% correspondiente a bodas civiles, el 36% a religiosas y un 4% de ‘no oficiales’.
Eso sí, especifica que la mayor parte de los novios que optan por la ceremonia religiosa quieren celebrarla con misa completa, por lo tanto, en estos casos, la importancia de los ritos y tradiciones sigue vigente.
Caída de los católicos
Pero ¿cuáles serían las principales razones de esta caída a los infiernos? Expertos en el ámbito de la Iglesia católica se refieren a dos razones principales, por un lado, los católicos cada vez son menos y, por otra, los clérigos parecen ausentes de la sociedad cristiana.
En cuanto a la primera de ellas, hay un dato significativo. Según el último barómetro del CIS de septiembre de 2024 se considera católico el 57,1% de la población española, pero únicamente el 19,5% asegura ser católico practicante. Circunstancia que, en la actualidad, determina en gran medida la adopción del rito católico en la vida cotidiana, al no estar la sociedad ‘condicionada’ por una religión en concreto, como sí lo estaba años atrás, en los que las tradiciones marcaban el día a día.
Por otro lado, como en su día señalaba un obispo, la Iglesia ha perdido el “monopolio de los ritos” en una sociedad cada vez más tecnológica, experimental y laica. “Sólo nos quedan los ritos de paso, como los funerales. Y ni eso”, subrayaba.